Muestra sobre cómo los medios de comunicación simulan los videos de violencia en Siria
La industria de la mentira a toda máquina después de la retirada de los observadores
Los órganos de comunicación de los
partidarios de la guerra anuncian en coro, este 4 de febrero de 2012,
más de 200 muertos en Homs, una ciudad «desangrada», niños torturados y
bombardeos «incesantes». Según nos dicen, estamos ante la «más
aterradora masacre» registrada desde el comienzo de la «revuelta».
Espontáneamente, varios ataques se han producido durante la noche contra
las embajadas de Siria en Washington, El Cairo, Kuwait y Londres.
En realidad, después de un breve periodo
de calma, la maquinaria comunicacional del Imperio se puso nuevamente en
marcha para redoblar la presión sobre el Consejo de Seguridad de la ONU
y la opinión pública. Los partidarios de la intervención contra Siria
se han dado cuenta de que cometieron un error al enviar una misión de
observación in situ.
Los 160 observadores de los 22 países
miembros de la Liga Árabe comprobaron la diferencia existente entre la
versión de los hechos que defienden los occidentales y la realidad en el
lugar de los hechos. Así que la presidencia de la Liga Árabe decidió
enterrar el informe de sus propios observadores, informe que ni siquiera
ha sido presentado al Consejo de Seguridad de la ONU, a pesar de que se
suponía que las nuevas discusiones sobre la cuestión siria debían
basarse precisamente en ese documento. El problema es que el contenido
del informe contradice varios aspectos de la versión atlantista, y las
reglas de la propaganda de guerra determinan que hay que acallar todas
las voces que no coincidan con el punto de vista que se pretende
imponer.
Y como se niegan a confirmar el guión de
la OTAN sobre los hechos en Siria, los observadores se convierten ahora
en incómodos testigos. Aunque el Comité ministerial ad hoc de
la Liga Árabe decidió por mayoría (4 votos a favor y 1 en contra, el de
Qatar) prolongar la misión de observación, los observadores se ven
obligados a salir de Siria por razones de «seguridad» luego de que los
países del Golfo decidieran retirar a sus observadores y Arabia Saudita
difundiese un llamamiento del jeque Al-Aroor a asesinar a los miembros
de dicha misión.
El jeque Adnan Al-Aroor, presentado hoy
como un musulmán radical, es un ex oficial sirio que en los años 1970
fue arrestado y condenado por violar a varios reclutas que estaban bajo
sus órdenes.
Ya refugiado en Arabia Saudita, este
individuo creó su propia secta y se ha convertido en uno de los
principales predicadores takfiristas y gurú de la oposición anti
al-Assad.
Y ahora que Siria se convierte de nuevo
en la única voz en posición de desmentir la versión occidental de los
hechos, la industria de la mentira montada para llevar adelante esta
operación vuelve a ponerse en marcha. Y de nuevo la única fuente que
admiten Occidente y los países del Golfo es el autoproclamado
Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, con sede en Londres y bajo
la dirección de la Hermandad Musulmana.
Aunque que no se presentan pruebas de
autenticidad, unas cuantas imágenes borrosas y la yuxtaposición de
videos de manifestaciones y de explosiones con testimonios no
identificados son más que suficiente para que cientos de medios de
prensa se hagan eco de la «información» y la divulguen por todo el
mundo, sin tomarse el trabajo de verificarla.
Los rusos y los chinos, presentados como
cínicos defensores de mezquinos intereses, son en realidad los únicos
miembros del Consejo de Seguridad de la ONU que dan más importancia a
los hechos que a la propaganda y que tratan de que el derecho
internacional prevalezca ante la mentira.
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